La cámara es una especie de pasaporte que aniquila las fronteras morales y las inhibiciones sociales, liberando al fotógrafo de toda responsabilidad. El fotógrafo es un superturista, una extensión del antropólogo que visita a los nativos y regresa con noticias sobre sus costumbres exóticas. El fotógrafo intenta siempre colonizar experiencias nuevas o descubrir formas nuevas de mirar, para luchar contra el tedio. Pues el tedio es precisamente lo contrario de la fascinación. (S. SONTAG).